Esta isla, la mayor del Archipiélago de los Canarreos, fue descubierta por El Almirante Cristóbal Colón en 1494. Durante varios siglos sirvió a corsarios piratas y contrabandistas como guarida y base para sus fechorías.
Fue llamada indistintamente La Isla del Tesoro, La Isla de las Cotorras, Isla de los Deportados y hasta 1975 se le conoció como Isla de Pinos. A partir de esa fecha y hasta la actualidad comenzó a llamársele Isla de la Juventud, en reconocimiento a los miles de jóvenes que allí han desarrollado su labor creadora.
Su ciudad cabecera Nueva Gerona, a su vez, fue fundada en 1830.
Dos lugares muy relacionados con nuestra historia se ubican en esta región. Uno de ellos es la Finca El Abra, declarado Monumento Nacional, que atesora objetos personales de nuestro Héroe Nacional José Martí, y en la cual pueden conocerse detalles de su estancia en el lugar. El otro es el Presidio Modelo, instalación única en su tipo en América Latina, que exhibe las características del sistema carcelario desde la década de los años 20 hasta la etapa revolucionaria. Allí cumplieron condena varios luchadores por la independencia de Cuba, entre ellos Fidel Castro y otros jóvenes que junto a él asaltaron el Cuartel Moncada en 1953. El presidio político del líder revolucionario y sus compatriotas, a pesar de su carácter de castigo sirvió a los jóvenes de la Generación del Centenario para fortalecer su conciencia revolucionaria y su convicción de que la lucha armada era el único camino para alcanzar la victoria. Desde allí Fidel continuó su labor orientadora dirigida al resto de los luchadores presos o en libertad, y al pueblo en general.
de los años 20 hasta la etapa revolucionaria. Allí cumplieron condena varios luchadores por la independencia de Cuba, entre ellos Fidel Castro y otros jóvenes que junto a él asaltaron el Cuartel Moncada en 1953. El presidio político del líder revolucionario y sus compatriotas, a pesar de su carácter de castigo sirvió a los jóvenes de la Generación del Centenario para fortalecer su conciencia revolucionaria y su convicción de que la lucha armada era el único camino para alcanzar la victoria. Desde allí Fidel continuó su labor orientadora dirigida al resto de los luchadores presos o en libertad, y al pueblo en general.
